Si os estáis iniciando en un negocio propio y os toca esta tarea, más vale saber hacerlo bien. Os contamos cómo redactar un contrato.
El trabajador autónomo no ejerce su actividad profesional bajo relación contractual con una empresa específica. Sin embargo, mientras la ejerce, sí que debe convivir con una serie de estos documentos legales. La flexibilidad que permite la situación del autónomo hace posible trabajar con una amplia variedad de contratos; estos documentos en los que quedan establecidas, por escrito, las reglas que rigen las relaciones del profesional con diferentes entes: aliados, clientes, suscriptores, etc.
A pesar de que el autónomo no firma con sus clientes contratos laborales, puede garantizar las condiciones de su trabajo a través de contratos mercantiles o contratos privados. Estos documentos resguardan las condiciones negociadas y los términos de trabajo ante la ley. No tener un contrato, muchas veces, puede dejar desamparado al autónomo ante reclamos o desavenencias.
Un dato importante: los presupuestos firmados por el cliente adquieren rango legal y sus condiciones adquieren la misma fuerza ante la administración que un contrato. Tanto autónomo como cliente pueden acogerse al presupuesto para reclamar cualquier aspecto relacionado con el trabajo llevado a cabo.
Por último, el autónomo también puede formar equipos y contratar personal de modo que es muy probable que deba conocer los diferentes modelos de contrato que existen a la hora de regular su relación con sus trabajadores.
Existen cuatro principales tipos de contrato:
- Contrato privado: Es un tipo de contrato civil, un acuerdo que se celebra entre personas que no tienen calidad de comerciantes.
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Contrato mercantil: Se refiere a un acuerdo jurídico bilateral que tiene por objeto una acción de comercio. Así, una negociación jurídica puede considerase “acto de comercio”, debido a la condición de las partes que intervienen en el mismo (sean o no comerciantes), en función de su objeto (si este último está estipulado o no en el Código de Comercio como mercantil), o tomando conjuntamente estos dos razonamientos. Aquí os contamos más sobre derecho mercantil para empresas.
- Contrato laboral: es el contrato más habitual. Se trata un acuerdo que se establece entre un empresario y un trabajador por el que éste se obliga a prestar determinados servicios por cuenta del empresario y bajo su dirección, a cambio de una retribución. Sin embargo, el hecho de que sea uno de los contratos más habituales, no hace que sea uno de los más fáciles de entender.
- Presupuesto: como hemos comentado antes, cuando está firmado por el cliente, tiene validez legal para garantizar las condiciones expuestas en el mismo: montos, impuestos, acuerdos escritos en él sobre modos de pago, plazos, etc.
Os dejamos en este enlace varios modelos de contrato y cómo realizarlos.
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